Un día de mi santo,
De los pocos años que salimos juntos
Me regalaste una orquídea,
Venía, en una caja transparente metida,
Fue mi mejor regalo,
El del amor que tú sentías por mí.
Esa orquídea fue languideciendo
Muy lentamente…, parecía que gemía,
Mientras languidecía.
Esos gemidos eran el aviso
De que tu amor no sería duradero,
Yo los oía y me estremecía.
Pero cuando la orquídea
Al fin languideció del todo,
Comprendí que sus gemidos
Anunciaban el final de nuestro amor,
Porque cuando la orquídea totalmente languideció
Con ella, murió nuestro amor
Los amores eternos duran lo que una orquídea. el tiempo suficiente para escribir un poema como este. Abrazos
ResponderEliminarPor un instante la curiosidad me ata y leo tú poema DEMOFILA, contemplando el albor de la orquídea y escuchando la canción de Machín que refleja y acompaña estos versos, con los cuales nos describes, todo el encanto y el fin de un momento de amor vivido…
ResponderEliminarUn abrazo
Una bonita inspiración de amor, con un final triste y nostálgico como todo lo que se marchita en la vida.
ResponderEliminarUn abrazo Demo, y feliz semana.
Has sabido elegir muy bien la canción para acompañar a este poema ¡Lástima que el amor, a veces, sea tan efímero!, de todas formas, las orquídeas son de las flores que más duran, además de ser preciosas.
ResponderEliminarCariños y buen domingo.
Kasioles
Una pena... de flor y de amor...
ResponderEliminarBesos.
triste final Demofila porque nunca deberia de apagarse la llama con la que su interior el amor prendió..., feliz dia y mis saludos. jr.
ResponderEliminarTriste poema y aún más triste ver como se marchita un amor.
ResponderEliminarBesos de Espíritu sin Nombre.
Por eso nunca me ha gustado recibir flores, porque lo veo temporal efímero...
ResponderEliminarbesos preciosa