La agonía de mi casco antiguo

Mi casco antiguo se muere, se muere de tristeza, ya nadie recorre sus calles, ha perdido su alegría, la que antes tenía, cuando ellas estaban llenas y todo era una algarabía.
Yo lo comprobé ayer, cuando por sus calles paseé, vi sus comercios vacíos, como melancólicos y fríos, nadie había en sus puertas, ni en sus escaparates nadie había, muy solos y tristes estaban, ya todos los que él viven se van a hacer sus compras a La Cañada, unos grandes almacenes que ha quitado la vida al casco antiguo del que os estoy hablando.
Mi casco antiguo se muere, se muere de tristeza, antes no habían tantos comercios, pero sus calles estaban llenas, de gente y de alegría, que por ellas estaban circulando todo el día, Hacían sus compras en los pocos comercios que habían, y si no encontraban lo que querían, a la capital se iban, y allí lo adquirían, con eso, se quitaban el problema y mi casco antiguo mantenía su vida y su hegemonía.
Ya sus calles están desiertas, nadie circula por ellas, eso me da mucha tristeza, yo que en él nací, me crié y viví, no lo puedo resistir, no puedo resistir verlo así, pero seguiré paseando por su calles lentamente, recreándome en su belleza, en su encanto y en su esencia, que aún mantiene viva, porque ésta no la pierde, aunque la gente no quiera pasear por sus bellas calles, su esencia es indemne a ese desprecio que a mi casco antiguo hacen, cuando van a pasear y a comprar a las grandes superficies, aire viciado respiran, sin saber lo que se pierden no paseando por las bonitas calles de mi casco antiguo, que a todos acoge con mucha alegría y mucho cariño.
Aquí termina el relato de mi tristeza y añoranza de los años de alegría que mi casco antiguo tenía, que ahora se han perdido, y que pienso, creo que acertadamente, que no los va a recuperar, porque los ciudadanos de esta bonita ciudad, no lo van visitar muy asiduamente, pues muy abandonado lo tienen, tanto ellos como los políticos de turno, que son como todos, que van a lo suyo, y a mi casco antiguo no promocionan como es debido, para que finalice su agonía y recupere su vida y su algarabía.