Esas manos, tus manos,
Las que tanto me acariciaron,
Las que tanto placer me dieron,
Las que recorrieron mi cuerpo
Con tanto cuidado…,
Como si pudieran romperlo,
Suave y dulcemente
De arriba abajo.
Las que recorrieron sus rincones,
Las que levantaron mis pasiones,
Las que me hicieron gemir de placer
Hasta el último rincón de mi ser.
Tus manos, ¿Cuándo cambiaron?,
¿Cuándo se volvieron violentas?,
No se cuando pasó,
No me di cuenta…,
Sólo se que pasaron de acariciarme
A pegarme con gran virulencia,
Mi cuerpo que antes las buscaba
Ahora las rechazaba.
Esas no eran tus manos,
Se habían transformado
En dos monstruos violentos
Que solo sabían hacer daño
A este cuerpo que con ellas
Tanto disfruto antaño.
Por eso, esas manos, tus manos,
Dejaron de tocar mi cuerpo,
Para ello, te dejé, me fui lejos,
Donde no pudieras encontrarlo.
Si quieres amar a otra mujer
No la engañes primero para pegarle después,
Piénsatelo bien…, primero,
Quita el diablo de tus manos,
Déjales solo el amor
Que tanta felicidad me dio.