¡Que bonita es Marbella!

Un día, paseando por la playa,
Relajada y tranquilamente,
Vino una frase a mi mente,
No sé si fue mi subconsciente,
O si fue una voz extraña
Pero lo oí muy claramente,
Esa voz, que muy dulce era,
Me decía, con mucha ternura,
Pero fuertemente,
¡Que bonita es Marbella!,
Y cuando la oí, me estremecí,
Aunque me decía algo que ya sabía.
Entonces, paseé mi mirada,
Y desde la playa, contemplé
La maravilla que tenía delante,
Mi vista llegaba, a todos los puntos
Que desde ella podía ver,
Y entonces ví desde esa playa
Puerto Banús, y pude llegar a ver,
Hasta Gibraltar, en el horizonte,
Pues la mañana era clara
Y mirando, se veía, muy nítidamente
Todo lo que quería ver, se veía.
Después, paseé con mi mente,
Por las calles de mi ciudad,
Y especialmente, por su casco antiguo,
Sus calles recorrí, y la vi, como era,
Como la voz me decía,
Entonces la volví a oír,
Y también con gran fuerza
Me dijo, “no mires más,
¿No has oído lo que te he dicho?,
Si quieres, te lo repito,
¡Qué bonita es Marbella!”,
¿Lo has oído ya?.”
En ese momento comprendí
Lo que la voz me decía,
Y su frase hice mía,
Porque esa voz, creo que no salió
De mi subconsciente, sino que vino,
De otra esfera que sabía,
Lo que yo a mi ciudad quiero.
Y fue cuando comprendí,
La poesía que la voz tenía,
Y ya para siempre,
La conservaré dentro de mí,
Así no olvidaré,
Porque eso olvidarlo no puedo,
Lo bonita que es mi ciudad,
La ciudad donde nací,
Y en la que quiero vivir,
Para siempre,
Y para seguir contemplado
Sus bellezas, hasta que entre
En esa oscuridad,
Que no me deje contemplarla más.